Como si de un déjà vu se tratase, actuar en el Camping El Helguero de Ruiloba es algo reconocido y familiar, algo que reincide en el tiempo, año tras año... pero, siempre hay algo que lo hace distinto. La plaza central del camping es un espacio abierto, rodeado por la piscina, la entrada al recinto, el restaurante-bar y su terraza, los servicios y una zona de acampada con caminos que comunican los rincones de este precioso y cuidado centro de campismo, lleno de garmas naturales y con una colección de árboles maduros que hacen que el lugar dé una apariencia de frescor e intimidad. El lugar está regentado por dos hermanos, aunque al verlos no lo parezca. Camilo y Felipe, los propietarios, siempre nos han tratado de forma excelente, facilitando al máximo nuestras actuaciones y dando muestras sobradas de cercanía, algo que se nota también en el centro. Siempre estamos encantad*s de tocar en El Helguero.
El día de ayer amaneció emcapotao y crudo, con pinta de descargar mucha lluvia. El escenario del camping no es muy grande y, lógicamente, no está preparao para soportar chaparrones, de modo que estábamos un poco temerosos de lo que podía ocurrir por la noche. Lo cierto es que llovió varias veces durante el día, pero a partir de las 6 de la tarde el cielo empezó a abrir, dejando ver lugas sobre el cielo de Ruiloba, de Comillas, en la mar. El tiempo lluvioso y húmedo hizo un paréntesis y tuvimos una noche de concierto muy guapa, llegando a quedar despejao el firmamento. Comenzamos el concierto con un tema nuevo, estrenado para la ocasión, y paulatinamente la gente fue acudiendo a la plaza, unos esperaban el concierto, otros, nuevos en la plaza, llegaban taciturnos, sin saber qué les esperaba. Continuamos con Chacuro, No voi sola y, tras un rato de recital la plaza estaba llena de gente con ganas de disfrutar, hicimos unos cuantos bailes con ellos y terminamos el concierto, en total más de hora y media, con otro tema nuevo aunque éste se extrenó en Frómista hace unas semanas. Después de recoger todo el escenario y tener los coches cargados y a punto de abandonar el camping, empezó a morrinar, a caer una fina lluvia.
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