domingo, 9 de septiembre de 2012

Garma en Llanos de Penagos

Esta es la historia de un chico y una chica que deciden casarse y con antelación, mucha antelación, organizan una fiesta en un pueblucu de Cantabria. El nombre de la pareja queda en el anonimato, aunque podemos adelantar que son madrileños, al igual que la mayoría de los invitados a esta fiesta. El lugar escogido para la celebración fue el albergue "La osa de Ándara" (personaje de la mitología cántabra), ubicado en Llanos, en el Valle de Penagos. Por alguna razón que no llegamos a descubrir, los futuros novios y sus invitados se vinieron a Cantabria desde Madrid para pasar un fin de semana de convivencia y de fiesta pre-nupcial. Tienen previsto casarse en febrero de 2013. Ya lo dice el dicho: "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy"

Cuando llegamos al albergue nos encontramos a un montón de gente disfrazada: de hippies, de Picapiedras, de Tina Turner, de Rafaela Carrá; brillantinas, pelucas, pantalones de campana,... En una gran carpa quedaban los restos de la comida. Eran las 18:00 h. y quedaban algunos tertulianos de tranquila sobremesa, mientras la chiquillería gozaba de una cama elástica. El resto de la gente estaba dividida entre la sombra que ofrecía la cafetería dentro del alberque y, la gran mayoría montándose la fiesta en un karaoke en la cara norte del edificio. Buscamos el lugar idóneo dentro de la carpa para montar equipo y nos pusimos al lío.

Hacia las 20:00 dimos comienzo al concierto. Comenzamos con el tema "No voy sola" (de nuestro primer disco: Garma) e inmediatamente vimos que la gente estaba desatada. Se lanzaron a la "pista de baile", que no era otra cosa que el prau bajo la carpa y, sin pereza ni vergüenza, abigarrados y en buena compañía, la emprendieron con nuestros temas. Ante el riesgo, muy evidente, de posibles lesiones en los tobillos debido a la altura de algunos tacones (la chica disfrazada de Tina Turner parecía de goma de tantas veces como dobló involuntariamente sus piernas) y a lo desnivelado del suelo, much*s optaron por descalzarse. Nada parecía frenarles.

Hacia la mitad del concierto dimos inicio a varios bailes organizados de nuestro repertorio de Danzas del Mundo. Por supuesto, el Ríu Verde, esa danza cántabra que sirve para inciar una animación, fue la escogida para abrir el baile por los futuros novios. Fuimos desgranando las danzas, y para acabar, tocamos un par de temas más. Eran más de las 21:30 y ya era de noche. Dejamos buen sabor de boca en ésta, nuestra primera fiesta pre-nupcial.