martes, 30 de julio de 2013

Boda en el DeLuz

Esto de tocar en bodas puede parecer algo más formal de lo que en realidad es, incluso a nosotr*s nos sorprende este pensamiento. El pasado 20 de julio fuimos al restaurante DeLuz del Sardinero (Santander, Cantabria) para amenizar el lunch que los novios, Mara y Javier, ofrecían a sus invitados. El lugar es un chalet con jardines, idóneo todo para un evento de este tipo. La mañana era luminosa y prevenía de un día caluroso, que bajo los árboles de la finca fue muy llevadero.

Llegamos pronto para las labores de montaje y prueba de sonido. Nuestro "escenario" daba al jardín, era un rincón de la terraza, estratégico y bien orientado para que nuestra música puediera estar presente. La ceremonia civil se desarrolló en un emplazamiento para tal efecto, al norte de la finca. Para las 13 h. ya terminó la boda y daba comienzo el ágape en el jardín, momento en el cual iniciamos nuestro concierto.

Somos conscientes de que ese tiempo, de charla y departir entre invitados, es un momento tranquilo, antesala de el verdadero convite que iba a tener lugar dentro de las instalaciones del chalet. Fuimos desgranando, uno a uno, todos los temas de nuestro repertorio, y como la ocasión lo permitía, ofrecimos varios temas inéditos: un forró compuesto por Ramón, de estilo brasileño (que también puede bailarse como scottish francés) y una bossa compuesta por Bruno y Fernanda. Ambos temas encajaron perfectamente en el ambiente distendido del lunch. Tocamos durante una hora y tres cuartos, tiempo más que suficiente para ver pasar ante nuestros ojos delicias culinarias de diversa índolesushis japoneses, brochetas, etc.  Todo cocinado ante nuestros ojos y olfatos. Uff... y nosotr*s sin comer.

Para terminar, ofrecimos nuestro Canto de Bodas, pieza que guardamos para ocasiones como ésta. Que sea para bien, Mara y Javier!!!

2 comentarios:

  1. Desde cuando no se puede tocar y catar a la vez? XD
    Qué dura la vida del artista.........

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  2. No lo sabes bien!!!
    Teníamos la plancha haciendo pinchos a toda máquina a escasos 2 metros. Un suplicio y una prueba para nuestra capacidad de concentración, je, je.
    Saludos

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