miércoles, 22 de agosto de 2012

Tachu Rock

Aunque pueda parecer una rara paradoja que un grupo folk aparezca en el cartel de un festival de rock, en realidad no es nada extraño en el caso del festival que desde hace tantos años se celebra en Itero de la Vega, puebluco de la Tierra de Campos palentina. En Tachu Rock es posible encontrar grupos de rock alternativo, punk, ska y rock duro; pero junto a ellos podemos encontrar formaciones que hacen música de autor, folk o animación infantil, pasando por humor musical. Quizás esta sea la razón principal por la que Garma intervino en Tachu Rock 2012, abriendo el festival el viernes 17 de agosto.

El día era muy caluroso, ya lo era en Cantabria, de modo que cuando entramos en Castilla entramos en el fuego. Mucho, mucho calor. A las 18:00 h. estábamos buscando sombra en la plaza del consistorio de Itero. Sombra poca, sofoco mucho. El templete estaba en esqueleto, le faltaba un techo, algo que diera cobijo del intenso sol. Mientras unos dispuestos organizadores ponían una red de sombreado, de las utilizadas para los cultivos que necesitan protección solar, y una red naranja de ovejas para los laterales del templete, nosotr*s nos tomamos un refresco líquido y "algo" de comer en el bar de al lado. El local merece la pena una visita, tiene un patio con verde y algún arboluco joven que lo convierte en un auténtico oasis. Los muros están pintados y se pueden leer mensajes alternativos. Dentro del bar, con precios muy populares, material del festival y una colección de cartelería relativa a la crisis y a los desmanes de políticos y banqueros que te permite estarte un rato leyendo mensajes sin repetir uno. Interesante lugar e interesantes lugareños.

Comenzamos el montaje y la prueba de sonido. Teníamos todo listo para actuar a las 20:00 h. A esa hora la plaza iba tomando otro aspecto, muy distinto al desierto que nos encontramos dos horas antes. Gentes del pueblo y aledaños, muchos niños, gente mayor con sus sillas en los laterales y varios grupos de rockeros uniformados con sus mejores galas. Un bar de la comisión organizadora se había abierto en el centro de la plaza y ya estaba dando servicio a la sedienta peña. Al fondo de la plaza, una fuente refrescaba a varios críos que circulaban en bici. En esta tierra suele pasarse del sofoco del calor del día, al fresco de chaqueta que llega por la tarde con el viento norte. En esta ocasión, de forma inusual, había calma de viento norte y se podía estar sin abrigo.

El concierto siguió el orden habitual y, llegado a un punto avanzado de él, organizamos varios bailes que fueron el desfrute intergeneracional, esto último nos encanta. Es estupendo ver a un tipo con una cresta roja y ropa de cuero negro, bailando con crios en chanclas y madres en pantalones cortos con las zapatillas de estar en casa. Fantástico, genial. Tras el paréntesis del baile retomamos el orden de temas en el punto que lo habíamos dejado. Ofrecimos un bis justo cuando daban las 21:30 h., la hora prevista para el comienzo, en una plaza cercana, del primer concierto rock de la noche.

Una vez recogido todo el equipo y guardado en los coches, fuimos a casa de Eutimio, uno de los organizadores. Eutimio nos tenía preparada una cena extraordinaria en el patio de su casa. Sobre el mantel había dos ensaladas de lechuga, tomate y cebolla, una tortilla de patata y calabacín jugosísima, otra tortilla de patata y cebolla exquisita, dos platos de queso de oveja de la tierra y un gran plato con crujientes faláfeles recién hechos. Cervezas, vino de la tierra, agua, zumos, pan,... Un festín que nos permitió reponer fuerzas bajo las estrellas, mientras sentíamos en las calles cercanas las baterías y guitarras del rock. Más tarde tomamos el camino hacia Osorno, y de ahí, la autovía hacia Cantabria.

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