miércoles, 8 de agosto de 2012

Ayllón Medieval

Guardábamos un excelente recuerdo de nuestro paso por Ayllón en el año 2010 y se ve que, a su vez, los organizadores de Ayllón Medieval guardaban también un buen recuerdo de la actuación de Garma. Así nos lo comunicaron al tiempo que nos invitaban a la edición de este año.

Llegamos al centro de este pueblo segoviano a las 17:05 del sábado 28 de julio, fecha emblemática para el Pueblu Cántabru, ya que celebramos el Día de las Instituciones en Bárcena la Puente (Puente San Miguel). Este año, y por expreso deseo del actual gobierno cántabro, no se celebró ningún acto oficial y mucho menos se mantuvo como fiesta tan señalada jornada. Sin comentarios.

La prueba de sonido estaba estimada para las 17:30, pero un chaparrón indescriptible inundó el escenario sin cobertura superior, y por supuesto, toda la plaza y todo el Mercado Medieval que se extendía ramificado por las calles aledañas. La descarga de agua, la primera desde hacía 4 meses, provocó una desbandada general para ponerse a subiu en los portales y soportales que rodean la plaza. Una pequeña escampada y un nuevo chubasco, con truenos y relámpagos, se apoderó de la villa. Durante una hora parecía que acabarían suspendiendo los conciertos, el nuestro y el del grupo aragones Lurte. Al final, llegó el sol y, con él, el calor. En pocos minutos las calles estaban secas, debido a la alta temperatura acumulada en la piedra. Los técnicos nos dijeron que alteraban el orden de prueba y que daban paso a Lurte al escenario, para posteriormente probar Garma y dejar el escenario preparado para nuestro concierto de las 23:30 horas.

Pudimos recorrer el mercado y descansar un rato en el hotel proporcionado por la organización: un antiguo convento. Cada una de nuestras habitaciones era una celda monástica adaptada a las necesidades o lujos actuales. El establecimiento hotelero guardaba la estructura intacta del antiguo edificio, patios, huertas, gallineros y pasillos salidos de otro tiempo. Un lugar agradable y tranquilo.

Tras la prueba de sonido, nos pusimos ropas apropiadas para un festival medieval y comenzamos el concierto hacia las 23:45. La plaza, completamente llena de público, empezó a animarse y pronto vimos que estaban por la labor de botar y saltar animosamente. Conseguimos organizar un baile, el Río Verde, en la abigarradísima concurrencia, formándose varios corros independientes. La gente estaba muy entregada y para ir acabando el concierto, bajamos a nivel del suelo para bailar unas danzas moldavas que realizamos como preámbulo a la despedida. La gente se nos puso al lado y comenzó a bailar con nosotros. Una gozada. Tocamos un par de bises, aprovechando para estrenar un tema, logicamente inédito, que algún día esperamos grabar.
Acabado el concierto, en el centro de la plaza realizaron una queimada popular al tiempo que recogiamos nuestros instrumentos. Posteriormente, tomamos una cena, casi de campaña, mientras sonaba de fondo el fragor de Lurte, con la plaza todavía con suficiente energía fiestera. Fuego y acero almogavar.

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