La intención es muy buena: hacer un concierto en pleno castro, rodeados de elementos que nos trasladan a la Edad del Hierro: cabañas, muros defensivos, socarenas, cuadras y huertas reconstruidas para servir de enseñanza y muestra de las habilidades constructivas de nuestros antepasados. La dificultad estriba en que debe hacer buena noche, sin agua que pueda poner en peligro los equipos de sonido y de luminotecnia. El domingo se consiguió.
La prueba de sonido fue dura y llena de imprevistos. Llegamos a las 19:30, según lo establecido. Fuimos montando instrumentación y dando instrucciones a los técnicos sobre microfonía requerida. Todo ello, instalado en lo alto de la muralla defensiva, sobre el portón de entrada al recinto. Lamentablemente, todo fue lento y con dificultades de sonido, agotando, casi por completo, el tiempo previsto para la prueba. A las 21:45 h acabamos con este requisito previo al concierto. Para entonces ya había gente en lo alto del Picu.
Dimos comienzo al concierto a las 22:10, con la oscuridad de la noche y con la luces suaves de la iluminación para ambientar. Cuando llevábamos 2/3 partes del concierto, y a una señal de la organización, hicimos una pausa y surgieron de entre el público y, de distintas orientaciones, varias chicas vestidas con pieles y portando antorchas. Éstas formaron un círculo en la "plaza" del poblado, mientras otras chicas subían a nuestro muro, también con teas encendidas. Un tamboriteru y dos bigaristas iniciaron ritmo y señales para dar comienzo a la Danza de Ibiu. Los danzantes, ataviados de igual forma que las chicas, surgieron de dos zonas opuestas y se encontraron en el centro del poblado. La gente les rodeaba, en silencio.
La danza duró algo más de 10 minutos, arrancando los aplausos del público. Una vez retirados los integrantes de grupo folclórico Virgen del Campo de Cabezón, reiniciamos nuestro concierto. Ofrecimos un bis, el previsto, pero ante la petición de otro, ofrecimos uno de nuestros temas "brasileiros": el forró de Garma, composición de Ramón. Habíamos pasado de la medianoche y el cielo estaba despejado. Misión cumplida.
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